Encuentro de Teatro: “Mónica Cabrera visita
Olavarría por primera vez”
El reconocimiento a la sombra.
Sebastián Lindner
sebastianelpopular@gmail.com
Especial para El Popular.
En el marco del “VIII
Encuentro de teatro Olavarría 2011”
me encuentro (previa cita telefónica) con la gran actriz Mónica Cabrera. Llega
muy puntual y con ganas de tomar un cafecito. Simple, sencilla, amable, igual
que los personajes que la hicieron reconocida por la gran masa que no concurre
asiduamente al teatro, pero mira tele (Rosa en “Tratame bien” o Mabel en
“Malparida”). Nos sentamos en el bar del teatro, nos quitamos camperas y
bufandas, y charlamos.
¿Te formaste alguna idea de
lo que puede llegar a ser el Público de Olavarría ya que es la primera vez que
nos visitas?
Sé que no es una ciudad de
gran actividad teatral, que les cuesta mucho mantener una obra en cartel y
llevar a la gente al teatro. Sé que vienen las compañías de Buenos Aires y
llenan el teatro y a los locales les resulta más difícil. Debe ser el apotegma de
“que vas a ser artista si sos mi vecino”, creo que es una de las cosas
negativas de los pueblos. Pero también tienen sus cosas buenas, la cosa
solidaria con lo teatral que sucede en pueblos excepcionales como Rafaela, donde la gente anda como loca
cuando se hace el festival de teatro, el 10% de la población se moviliza para
que la cosa funcione. Hay una tradición teatral, por ahí es eso, quien lo sabe.
¿En que lugar te sentís más
cómoda, haciendo cine, televisión o teatro?
En teatro siempre
protagonizo, lo que significa tener la mayor responsabilidad, o conduje grupos,
dirigiendo, siempre en un lugar de decisión. En televisión he hecho personajes
monosilábicos y en cine personajes de sombra, siempre detrás. La gente me
recuerda porque es buena, ya que no está pensado que yo tenga alguna
responsabilidad.
Pero sin embargo la gente se
acuerda de tus papeles en las películas y en la televisión también…
Sí, me tienen cariño. Yo
creo que soy como Deportivo Cambaceres, ¿viste?, que de la B se fue a la
C. Después de 36 años de teatro tenés gente
que te sigue, y te dice “Que bien, ahora te va a venir la película”. Pero yo sé
que no es así. Que no me va a llegar la película, no me va a llegar el
protagónico. Porque no está en mí, no está en el sistema. En general las
productoras están buscando gente de 30 o 40 años, y yo todavía no tengo 80, no soy China Zorrilla, ni tengo 30,
tampoco soy Natalia Oreiro. Y no tengo el tipo de mujer atractiva, no soy
Catherine Deneuve. Digamos que no espero nada, estoy cómoda trabajando donde me
respetan, honro el lugar donde voy a trabajar, lo respeto yo también.
Técnicamente es más difícil hacer teatro, estar una hora y media sola en el
escenario es más difícil y mantener el interés y el nivel de exposición, porque
esto se me ocurrió a mí, hay mucho estrés, mucho miedo. Tengo más susto que
cuando hago una película.
¿Cuál es la relación que
mantenés con el espectador durante la obra?
Yo le doy mucha libertad al espectador, el que
más conozco que es el espectador argentino quiere estar sentado en silencio, en
la oscuridad, que no se lo joda, piensa “si te pagué, no es para que me vengas
a joder, ni que yo participe, ni nada”. Nadie quiere participar de nada, para
eso hay otras obras como los “Villa Villa” o la “organización negra”. Yo lo que
quiero es comunicar algo con la cuarta pared, si no se meten conmigo, no me voy
a meter con ellos. Seguramente, como es comedia, hay una conversación de
silencios y de risas, y una situación expectante, una particular comunicación
silenciosa que presentís con el espectador cuando se da bien. Lo único que
espero es que recuerden el espectáculo, que se vayan discutiendo lo que vieron.
Mi propuesta es casi una fiesta, comparando los públicos, hay obras para
público de tenis, que se mantiene en silencio y obras para público de fútbol,
que se ríe, grita, habla. Yo estoy más cercana al fútbol.
En tu obra, las mujeres que interpretás son victimas, ¿que tienen en
común con vos los personajes que recreás sobre el escenario?
Nunca me preocupé por ver
eso en realidad, creo que estas mujeres que interpreto muestran el sufrimiento
de cualquiera. Porque inclusive no es un sufrimiento femenino, mi obra no pasa
por lo genital (menstruamos, tenemos hijos o no, nos casamos, etc), es más
existencial, tiene que ver con la condición humana y lo que te hace el sistema.
Me parece que con lo que más tengo empatía es con eso de lo humano, no es una
cosa feminista. Por eso hay mucha cercanía conmigo. Creo que el humor ablanda
un poquito y te acerca a la gente más que hacer tragedia.
La charla termina, Mónica
quiere presenciar la obra de las 20:30 y queda poco tiempo. Nos saludamos, me
cuenta que tiene Facebook y que le mande el link con la nota. Me quedo con la
impresión de haber conocido no solo una gran actriz, sino también una gran
persona. Me doy cuenta que le debo el café también, nunca se acerco el mozo a
atendernos. Será la próxima.
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