127 horas: Sobrevivir para contarlo
Sebastián
Lindner
Uno de los mejores directores de estas dos últimas
décadas se pone al frente de 127 Horas, nada más y nada menos que el británico
Danny Boyle, director de excelentes películas como: “Trainspotting” (1996), “La Playa ” (2000), “28 días
después” (2002), “Sunshine” (2007) y la premiada “Slumdog millonaire” (2008)
que le valió una estatuilla al mejor director en la 81ª entrega de los premios Oscar.
Utilizando una mezcla de las estéticas usadas para “Trainspotting”
(cámaras rápidas, multiángulos, edición típica de videoclip) con “La Playa ” (mucho uso del
recurso del paisaje y la música), 127 horas nos cuenta el dramático caso real
del alpinista Aron Ralston quien en el 2003 se encontraba escalando un solitario
cañón de Utah (Estados Unidos) y se le quedó atrapado un brazo en una roca.
Contando con el equipo con el que partió a la aventura,
una navaja, una video cámara portátil (usada por el director como recurso
expresivo), un par de sogas y una caramañola, entre otras cosas, Aron
(interpretado por el conductor de la última entrega de los Oscars, James
Franco) tiene que arreglárselas para sobrevivir, y diseñar un escape de esa
trampa mortal en la que se convirtió esa grieta en la roca.
Todos los elementos de 127 Horas, desde el diseño de
producción, la dirección de fotografía, sumados a la muy buena interpretación
del casi único protagonista del film, James Franco, colaboran a anticipar el
climax del escape de Aron en unos intensos 93 minutos. Y por supuesto, la
cuidadosamente seleccionada banda de sonido (a cargo de A.R. Rahman, el mismo
de Slumdog Millonaire) nominada al Oscar en la categoría de Mejor Música, así
como en la de Mejor Canción por el tema “If I Rise” es para destacar.
La película cuenta con escenas muy crudas no aptas para
estómagos sensibles. El diario Los Angeles Times contaba, cuando se estrenó la
película, la cantidad de desmayos sufridos por algunos sensibles espectadores
que no soportaron ver entre otras cosas, la escena clave del escape de James
Franco de la grieta.
Pero una cosa es segura, después de ver 127 horas (una
película de acción con un protagonista que no se mueve, como al describió su
director) uno sale del cine conmovido y con una inmensa alegría por estar vivo
(y por no haber tenido que sufrir tanto como el protagonista).
Resumen
en una palabra: Fuerte.
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