La franquicia quiere sacarse el óxido de encima.
Sebastián Lindner
@sebaslindner
Especial para El Popular. (La crítica no contiene spoilers)
Ante una saga que es puro artificio, en este caso mecánico, repleta de efectos especiales pero muy vacía de historia, la quinta parte de “Transformers” viene para intentar llenar un poco los huecos argumentales. El resultado no deja de ser confuso.
Todo comenzó a mediados de los años 80 con una línea de juguetes que se transformaban de vehículo en robot y viceversa. Hasbro, la empresa que los comercializaba tuvo muchísimo éxito comercial con esta idea y no tardó mucho en llevarla a la TV en forma de serie animada. Para eso tuvieron que inventar una historia, la de un planeta casi extinguido y la de una raza de robots (vivos e inteligentes, además de alienígenas) dividida en dos bandos, los autobots (buenos) y los decepticons (malos) que venía a la tierra en busca de algo, no se sabía bien de qué, pero no importaba mucho tampoco.
Unos cuantos años más tarde “Transformers” llegó al cine. En el 2007, un californiano llamado Michael Bay se puso al frente de la serie de películas que pronto se convertirían en saga y sacó una película aproximadamente cada dos años. De hecho, se esperan dos películas más de estos robots de sangre verde y un spin off de Bumblebee (el transformer amarillo que se convierte en auto deportivo).
Destrozado por la crítica especializada pero amado por el público, todas las películas de Michael Bay tienen en común un estilo bastante caótico de editar, una banda de sonido por momentos abrumadora, mucho travelling y un poco de abuso de la cámara lenta. De hecho se inventó un nuevo término entre los freaks cinematográficos y es “Bayhem” una mezcla entre su apellido y la palabra mayhem que quiere decir caos.
Esta quinta parte que tiene a Steven Spielberg en la silla de productor, comienza bastante bien, explicandonos que los transformers están en la tierra desde hace mucho tiempo, llevándonos hasta la antigua Inglaterra de Arturo y sus caballeros de la mesa redonda donde un alcoholizado Merlín (Stanley Tucci) encuentra un cetro con el poder alienígena que será el origen de su magia.
Volviendo rápidamente al presente, la película no tiene mucho para ofrecer más que eternas peleas de robots, aunque hay algo que salva la historia y ese algo, en realidad es alguien: Sir Anthony Hopkins, un lord inglés, último guardián de una logia secreta encargada de mantener en la oscuridad la presencia de los transformers y de paso cuidar que no se lleven puesto el planeta. Junto a este Lord, un robot muy parecido a C3PO de Star Wars pero con mucha personalidad y algo de locura, que se pone al hombro la parte “cómica” de la película. El resto es el “Bayhem” de siempre, esta vez dicen que despidiéndose de la saga, al igual que Mark Walhberg, el mecánico que de casualidad se encuentra inmerso en tanto caos y que termina salvándonos las papas a todos. En resumen, es una película para ver con muchos pochoclos y pocas exigencias, esa es la clave para no aburrirse las dos horas y media que dura.
Peliculómetro: 68%
FICHA TÉCNICA:
TÍTULO ORIGINAL: “Transformers: The Last Knight” (3D)
GÉNERO: Ciencia Ficción / Aventuras / Acción
PAÍS: Estados Unidos (2017)
DIRECCIÓN: Michael Bay
ELENCO: Mark Wahlberg, Anthony Hopkins, Josh Duhamel, Laura Haddock, Santiago Cabrera, Isabela Moner, Jerrod Carmichael, Stanley Tucci, Liam Garrigan, John Turturro.
GUIÓN: Art Marcum, Matt Holloway y Ken Nolan.
PRODUCCIÓN: Steven Spielberg, Lorenzo di Bonaventura, Don Murphy, Ian Bryce y Tom DeSanto.
DURACIÓN: 150 minutos.
PÁGINA WEB: https://transformers.hasbro.com
CALIFICACIÓN: Apta para mayores de 13 años.
IDIOMA: versión doblada al castellano y versión en idioma original subtitulada.
CINE: Flix Cinema (Cine Walmart).
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