Aquellos que no cambian de idea, no cambian nada.
Sebastián Lindner
@sebaslindner
Especial para El Popular. (La crítica no contiene spoilers)
Una película histórica que se toma algunas pocas licencias para contar la historia de los días previos al rescate de miles de soldados de las playas francesas y de cómo una persona se puso al hombro el destino de toda Europa.
El año pasado tuvimos una clase magistral de cine bélico de la mano de Christopher Nolan y su obra maestra “Dunkerque” basada en la operación “Dinamo” que Inglaterra implementó en la Segunda Guerra Mundial para evacuar un número impresionante de soldados (casi 400.000) de las playas de Francia que acababa de ser invadida por los nazis. Todos los que vimos la película quedamos impresionados por el pulso de Nolan para meternos de lleno en la acción y el tremendo drama que significa una guerra.
Ahora, de la mano del director Joe Wright, el mismo de “Orgullo y prejuicio” (2005), “El solista” (2009) o la más cercana “Anna Karenina” (2012) veremos el otro lado de la operación Dinamo. El trasfondo político y el backstage de las decisiones que tuvo que tomar Winston Churchill (Gary Oldman) en sus primeros días como Primer Ministro del Reino Unido después de la renuncia de Neville Chamberlain (Ronald Pickup) y mientras Hitler conquistaba una gran parte de Europa. No le sería fácil ya que un buen sector, el de Chamberlain y Halifax (Stephen Dillane) consideraba que no quedaba opción más que negociar con Alemania y esperar que no se lleven puesta la democracia y la soberanía.
En este, quizás el momento más oscuro de la historia reciente de Inglaterra, Churchill, un poco pasado de edad para un cargo tan exigente y con una mochila de malas decisiones políticas en su pasado se apoyará mucho en la figura del Rey, pero más que nada en su esposa, Clementine (Kristin Scott Thomas), y su secretaria personal, Elizabeth Nel (Lily James).
En una película de dos horas donde casi no se ven enfrentamientos y todo sucede dentro de oficinas con poca iluminación, el riesgo de aburrir al espectador es muy grande. Pero esto no sucede principalmente porque Gary Oldman (ganador del globo de oro y del oscar a mejor actor por esta interpretación) se mete de una manera en la piel de Winston Churchill que, a pesar de que los espectadores nos encontramos tan lejos histórica y culturalmente del personaje es inevitable que se nos ponga la piel de gallina.
La tensión del momento se siente, se respira y se sufre. El arrojo y la valentía de un Churchill que a pesar de estar en sus últimos años enfrenta con toda la fuerza que le queda el problema nos hace creer que sólo él puede frenar el avance nazi, aunque todo también parece estar perdido. Y claro, el trabajo de maquillaje (también acreedor de un premio Oscar) esconde a Gary Oldman debajo de prótesis y kilos de maquillaje para brindarnos un Churchill casi idéntico al verdadero. Una película muy buena, con una impecable dirección de fotografía, buenos efectos de sonido y una ajustada banda sonora, redondean un film hecho a la medida de Oldman y que no de gusto le valió el oscar.
Peliculómetro: 81%
FICHA TÉCNICA:
TÍTULO ORIGINAL: “Darkest hour” (2D)
GÉNERO: Histórica / Bélica
PAÍS: Inglaterra (2018)
DIRECCIÓN: Joe Wright.
ELENCO: Gary Oldman, Kristin Scott Thomas, Ben Mendelsohn, Lily James, Ronald Pickup, Stephen Dillane, Nicholas Jones, Samuel West, David Schofield y Richard Lumsden.
GUIÓN: Anthony McCarten.
PRODUCCIÓN: Tim Bevan, Lisa Bruce, Eric Fellner, Anthony McCarten y Douglas Urbanski
DURACIÓN: 125 minutos.
PÁGINA WEB: http://www.darkesthour.co.uk/
CALIFICACIÓN: Apta para mayores de 13 años.
IDIOMA: Idioma original (inglés) subtitulado
CINE: Flix Cinema (Cine Walmart).
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