Muy tarde, pero seguro.
Sebastián Lindner
@sebaslindner
Fotos: EL POPULAR MEDIOS
Especial para El Popular.
Un show que comenzó muy tarde pero que satisfizo
las expectativas del variopinto público que se reunió en el Centro Cultural.
Birabent tocó una hora exacta y dio un show impecable, aprovechando para
presentar temas de su nuevo disco.
El
recital de Antonio Birabent, en el marco del ciclo de conciertos “Gira y
Tiembla”, estaba pautado para las 20 horas en el Centro Cultural San José. Las
puertas tardaron un poco más en abrirse para el heterogéneo público (había
muchos adultos mayores) que comenzaba a concentrarse sobre las escalinatas y lo
hicieron para que Birabent salga acompañado de sus músicos y allegados, se suba
a una camioneta y parta con rumbo incierto.
El
público ingresó al patio del Centro Cultural y rápidamente ocupó las pocas
sillas que quedaban libres. Otros más precavidos llevaron sillas y reposeras
propias. Tuvieron suerte al hacerlo ya que el recital que todos suponían
comenzaría a las 20:30 hs, arrancó una hora después. Cuando ya habían comenzado
los aplausos y silbidos del público que ya estaba bastante cansado de esperar,
exactamente a la hora 21:30, un Antonio Birabent de look tanguero-gauchezco, pantalón
de vestir rayado y camisa blanca, cubierto con un poncho gris, subió al
escenario. No pidió disculpas por el retraso, y sólo con su guitarra, saludó al
público.
Comenzó
con un tema de su nuevo disco: “Lápiz, papel y guitarra” llamado “Altamar”,
para luego dar lugar a la entrada del bajista Mauro Scaparro y la baterista
Alejandra Moro, que lo acompañaron hasta la anteúltima canción del show.
Antonio recordó una visita a Olavarría, en diciembre del 2001, cuando el país
atravesaba una de las peores crisis de su historia, el estaba tocando en Ticket
ante muy pocas personas, es que todavía no se habían enterado que se había
declarado el estado de sitio, y entonces cantó uno de sus temas más conocidos:
“Salgo a caminar”.
Siguieron
los temas, “Promesas”, “Hermanos” y “Hoy ya no soy”. Habló de su gusto por el
tango y el abandono de la guitarra como se puede abandonar un amor, al que
siempre se puede volver, y cantó entonces un tema de Pajarito Zaguri: “Dame tu
mejor canción”. Tomó un trago de la copa de vino que mantenía al lado de dos
botellitas de agua mineral y llegó el momento de la canción “Probá mi verdad”.
Con un trabajo impecable de la baterista que también se hizo cargo de las
pistas grabadas y los efectos, el hijo de Moris presentó una vieja canción del
disco “Anatomía” que tiene un nombre japonés “Aishiteru”, que significa
simplemente: “Te Amo”.
Usando dos micrófonos
en su jirafa, uno para los efectos, Antonio Birabent presentó un tema que compuso
con su padre, Moris, llamado “Brasilero y guaraní”. Mientras el show
transcurría, de fondo se escuchaban las voces de niños y niñas que jugaban en
las hamacas cercanas, algo que Birabent no dejó pasar por alto: “Que lindo es
escuchar el sonido de niños jugando cerca. Los que son padres me entienden”.
Llegó “De vuelta”, “Libélula” y “Madrid”. Desde el público le pidieron el tema
“Pintura”, pero el cantante se excusó diciendo que sería un papelón cantarlo
porque no se acordaba “ni como empieza la canción”.
El último tema del show
fue una versión enchufada del mismo tema con el que comenzó: “Altamar”. Y luego
del saludo final, sin micrófonos, ni luces, con la guitarra desenchufada, cantó
una especie de “Bonus Track”, que sonó como una disculpa por la larga espera.
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