Una historia necesaria.
Sebastián
Lindner
sebastianelpopular@gmail.com
Especial
para El Popular.
Una
película revisionista que sobresale del resto por una factura
técnica impecable, con grandes actuaciones y momentos que quedan
grabados en la retina del espectador. La candidata argentina al Oscar
por mejor película extranjera demuestra que tiene con que competir.
Excelente.
Cuando
la gente vaya a ver “Infancia Clandestina” en las salas de
Olavarría se va a sorprender más que gratamente. Uno puede ir
preparado a ver una gran historia, excelentemente filmada y muy bien
actuada, pero realmente se encuentra con mucho más. Lo que termina
siendo el film, es un viaje en el tiempo, hasta la más tierna y
dulce infancia (especialmente para los que rondamos los cuarenta
años, y vivimos el final de la década del 70 como niños), rodeados
de maní con chocolate, soleados asados en familia, guardapolvos
blancos, rock and roll, primeros amores y amistad, todo en un
contexto histórico, político y social muy complicado, absurdo y
tremendo.
“Infancia
Clandestina” nos relata la historia diaria de Juan/Ernesto
(Teo Gutiérrez Romero) un chico de 11 años que está obligado a
vivir en la clandestinidad con un nombre falso (Ernesto) ya que sus
padres, Horacio (César Troncoso) y Cristina (Natalia Oreiro), son
militantes montoneros de alto rango, que volvieron de su exilio en
Cuba, para enfrentar a los militares y mantener vivos sus principios,
aunque sea a costa de poner en peligro sus propias vidas. Juan pasa
sus días rodeado de amigos de su familia que llegan con los ojos
vendados en la camioneta de su tío, escuchando planes de
contraofensiva y escondiendo balas en cajas de maní con chocolate,
presenciando discusiones muy complejas para su comprensión total,
pero siempre tratando de mantener su inocencia, aunque todo el mundo
(menos su abuela) lo obligue a madurar de golpe.
En
este paso de la niñez a la adolescencia de Juan, veremos todo a
través de sus ojos, con la compañía del Tío Beto (Ernesto
Alterio), que será una especia de guía en esta doble vida a la que
Juan se ve obligado a enfrentar lo mejor que puede. Nos enamoraremos
de la vecinita y hermana de uno de sus compañeros de clases, con
ella nos escaparemos a un parque de diversiones y reviviremos las
sensaciones de los primeros besos y bailes. Volveremos a los
campamentos escolares con fogones, canciones y guitarras, pero
también nos tocará recrear (con una técnica de animación, que es
como un montaje de ilustraciones,) con esos mismos ojos, esa misma
mirada, las muertes de nuestros seres queridos en manos de la policía
secreta militar.
Con
una fotografía increíble (se destacan mucho los primerísimos
primeros planos, para reforzar la idea de ver todo con los ojos de un
niño, siempre atentos a los detalles), un encuadre precioso, mucho
cuidado de los detalles de época y muchos colores pasteles que
envuelven todas las escenas de un realismo casi mágico, la nueva
producción de Luis Puenzo (ganador del Oscar por La historia
oficial - 1985), dirigida por Benjamín Ávila (hijo de madre
desaparecida) logra mostrar otro lado de la historia de la guerrilla
sin caer en demasiados golpes bajos, humanizando más la cuestión.
Con excelentes actuaciones, esperables por el lado de Alterio y
Troncoso, pero sorprendentes por el lado de Oreiro, un casting de
niños que maravillan, con un nivel de actuación pocas veces visto
en películas argentinas. La película es hermosa y justifica con
creces el costo de la entrada.
Resumen
en pocas palabras: Para salir del cine maravillado.
FICHA
TÉCNICA:
TÍTULO
ORIGINAL:
“Infancia Clandestina”
GÉNERO:
Drama.
PAÍS:
Argentina (España y Brasil) 2012
DIRECCIÓN:
Benjamín Ávila.
PRODUCCIÓN:
Luis Puenzo
GUIÓN:
Benjamín Ávila y Marcelo Müller.
ELENCO:
Ernesto
Alterio, Natalia Oreiro, César Troncoso, Teo Gutiérrez Moreno,
Cristina Banegas y Violeta Palukas.
DURACIÓN:
110 minutos.
CALIFICACIÓN:
Apta para mayores de 13 años con reservas.
IDIOMA:
Español.
CINE:
Salas Walmart.
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