La vida en la villa.
Vuelve Trapero de la mano
del gran actor argentino Ricardo Darín para mostrarnos con crudeza la vida en
las villas de Buenos Aires. Una ficción con tanto realismo que seguramente generará
polémica. La otra Argentina, casi nunca mostrada, llega a la pantalla grande.
Sebastián Lindner
sebastianelpopular@gmail.com
Especial para El Popular.
Dicen muchos que Pablo Trapero es uno de
los realizadores más talentosos de la Argentina, y más allá que nos gusten o no
sus películas, es indudable que Trapero tiene un don especial para filmar. Siempre
retratando la más dura realidad que se vive en Argentina, como su relato de la
corrupción y las miserias humanas en forma de policial negro: “El
Bonaerense”, la brutalidad encarnada en la mujer: “Leonera” y casi
una fotografía del negocio sucio de algunos abogados (en EE.UU se los conoce
como “Ambulance chasers”, o perseguidores de ambulancias) en “Carancho”,
su primer película con Ricardo Darín de protagonista.
Esta vez vuelve a llamar a Darín para
protagonizar “Elefante Blanco”, su última película. Bastante fuerte y de
digestión complicada, esta vez Trapero se mete con la vida en las villas de la
ciudad de Buenos Aires. Para eso usa de locación principal al famoso Elefante
Blanco, un hospital que iba a ser el más grande de Latinoamérica, pero como
muchas veces sucede en nuestro país, los diversos gobiernos de turno nunca se
hicieron cargo y fue abandonado a su suerte a medio construir, como la gente
que vive, más que precariamente en este lugar, también abandonada a su suerte.
La historia es la del Padre Nicolás (Jeremie
Renier), un joven cura belga que sobrevive de milagro una masacre a una tribu
en la selva amazónica perpetrada aparentemente por narcos. Desde Argentina
viaja a buscarlo su amigo, el Padre Julián (Ricardo Darín), un cura argentino
que trabaja en Villa Lugano (donde queda el famoso Elefante Blanco). Juntos
volverán a Buenos Aires y ya dentro de la Villa, ambos curas deberán
enfrentarse con el drama del “Paco” en los adolescentes, los enfrentamientos
entre bandas de narcotraficantes y la policía federal que supone más un
problema que una ayuda. En este marco ellos desarrollan, con la ayuda de
Luciana, el personaje de Martina Gusman (la mujer de Trapero en la vida real), un
proyecto de autoconstrucción de viviendas para poder elevar aunque sea un poco
el nivel de vida, educar en el trabajo y encontrar la luz al final de tanta
oscuridad que supone la vida en la villa.
Trapero no se luce tanto esta vez en el guion,
con tantas cosas para contar, tantas subtramas, se torna un poco excesivo lo
que su director intenta mostrar. La historia de sus personajes principales se
termina diluyendo a lo largo de la película y es una lástima porque las
actuaciones son excelentes. Ricardo Darín convence desde el compromiso y
una actuación simple y creíble. Martina Gusman se luce con un personaje
conflictuado y emocionalmente saturado. Y se destaca mucho el trabajo de
Jérémie Renier, el cura belga, que sigue a su corazón más que a la razón.
La dirección es muy buena, steadycam para
largos planos secuencia de un gran virtuosismo técnico. Tanto que por momentos
el ambiente se siente tan real que pareciera que estamos viendo un programa
documental del estilo a los que nos tiene acostumbrados América TV.
Resumen en pocas palabras: Emotiva y fuerte, pero algo
falta.
FICHA
TÉCNICA:
TÍTULO ORIGINAL: “Elefante
Blanco”
GÉNERO: Drama
PAÍS: Argentina - 2012
DIRECCIÓN: Pablo Trapero
PRODUCCIÓN: Pablo
Trapero, Juan Gordon, Juan Vera, Juan Pablo Galli, Alejandro Cacetta.
GUIÓN: Pablo Trapero, Alejandro Fadel, Santiago Mitre, Martín Mauregui
ELENCO: Ricardo
Darín, Jeremie Renier, Martina Gusman, Federico Benjamín Barga, Mauricio
Minetti, Walter Jakob.
DURACIÓN: 110 minutos
CALIFICACIÓN: Apta para mayores de 16 años.
IDIOMA: Español.
CINE: Salas Walmart.
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